Saturnino Acosta

Dice la canción Volver, creada por Alfredo Le Pera y música de Carlos Gardel, que veinte años no es nada y, seguramente, tengan razón porque el pasado sábado fueron muchos los maestros y maestras los que quisieron volver a la celebración del 25º aniversario del CP Almanzor de Navalmoral de la Mata, profesionales que dejaron un poco de su vida en cientos o miles de alumnos moralos, en su gente, en sus calles y en su día a día.

Quizás volver tras veinticinco años no sea nada para muchos colegios, como dice la canción, pero todos sabemos que no se valora igual volver que poder volver a determinados sitios y esa es la relevancia del Almanzor, que en sí mismo significa la grandeza de la escuela pública y la dedicación y profesionalidad que deben por necesidad derrochar a manos llenas aquellos que han tenido la suerte de vivir en propias carnes lo que significa ser maestro de la pública.

Por supuesto, hay muchos más, dentro y fuera de la localidad, y los habrá incluso donde todavía la palabra maestro de la pública suene con más fuerza, pero el sábado fue el Almanzor, no otro, el que celebró sus 25 años de existencia y el Almanzor no está en el centro de la ciudad, el suelo que lo cobija no es precisamente donde más IBI se pague, ni su alumnado es el más homogéneo ni su nivel sociocultural alto, pero de él han salido y están saliendo grandes alumnos, grandes personas, grandes profesionales. Hoy por hoy, donde está en vigor una ley educativa que defiende la cesión del suelo público a cooperativas y conciertos educativos, una ley que confunde la elección de los padres con el derecho, y la obligación, a la educación pública, al vincularla con la ley de la oferta y la demanda, hoy que el futuro de la educación pública pasa más que nunca por la riqueza y profesionalidad de sus docentes, no puedo más que aprovechar ese cumpleaños para además de felicitar al Almanzor y a sus 25 claustros de profesionales, reivindicar el trabajo que todos los maestros realizan abnegadamente día a día, a pesar de los políticos, porque seguramente sin colegios públicos ni funcionarios, como los allí presentes, hubiera podido escribir estas líneas.