miércoles, 25 de junio de 2014

Pilar Fraile


¡ Felicidad, alegría, orgullo, satisfacción...!


¡Cuántos calificativos se agolpan ahora en mi mente que quisiera expresar!, pero el hecho de celebrar el XXV Aniversario de nuestro colegio como tal, el que volvamos a reunirnos hoy de nuevo, superan todos esos epítetos.
Pero, conmemorar los 25 años del Colegio no debe quedar como una simple anécdota, como el mero hecho de llevar a cabo un Programa confeccionado con una serie de actividades y ponencias. Que se cumple con mayor o menor acierto, y ahí queda...
Celebrar este 25 cumpleaños es echar una mirada atrás para recordar sus inicios, las trabas que hubo que superar, los objetivos que entonces nos propusimos, los pilares básicos educativos aplicados; y reflexionar sobre los logros conseguidos.
Reconocer las ilusiones y la constancia que toda nuestra comunidad educativa aportó para que ello fuera posible, pues olvidar el esfuerzo de tantos y tantos como lo hicieron sería injusto.
De ese modo, el proyecto iniciado en aquel 1989 se ha hecho realidad a lo largo de estos años, prueba de que nuestra organización sigue viva gracias a la fortaleza aportada gradualmente por todos los que por aquí hemos pasado.
Pero este acto también es idóneo para recargar nuevas energías de cara a tiempos venideros, porque nuestro colegio es cierto que tuvo un pasado, del que nos sentimos orgullosos y al que estamos haciendo mención reiteradamente; pero es evidente que ahora es presente; y tendrá el futuro que nosotros y los que nos sucedan queramos continuar labrando la Historia venidera.
Como decía Domingo, el Almanzor ya es Historia; y, como acabo de decir, lo seguirá siendo. Pero esta Historia que hoy celebramos la forjaron un centenar de profesores y casi un millar de alumnos que pasaron por sus aulas, que contaron siempre con el apoyo de las diferentes instituciones -tanto a nivel local como regional-, la colaboración del AMPA y el trabajo del numeroso personal laboral que en estos años complementaron nuestra labor dentro o fuera del aula.
De ese modo hemos intentado que nuestros alumnos hayan conseguido una auténtica formación, tanto cultural como humana. Muchos de ellos, adultos hoy, incluso varios ya con hijos en el centro, son los que mejor pueden justificar estas palabras.
Por desgracia, algunos de los protagonistas de esta Historia -maestros, alumnos y padres- se marcharon para siempre (en nuestras mentes brotan ahora el nombre de ellos...), a los que enviamos un cariñoso recuerdo y agradecimiento, porque estoy segura que desde arriba nos estarán ahora escuchando y participando en este emocionante acto.
Por eso, a todos ellos, ausentes y presentes, gracias de todo corazón en nombre del equipo directivo al que tengo el honor de representar: por vuestra asistencia y por vuestra actuación en y para el Centro.
Y ya, para finalizar, ya sólo me queda citaros para la próxima convocatoria en que volvamos a reunirnos con éste o similar objetivo, que esperamos sea más pronto que tarde.

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